MÁS LUZ
    El laurel y el olivo, árboles de hojas perennes y mediterráneos por excelencia, forzosamente debían estar ligados a la mitología y el simbolismo. El dios Apolo pretendía insistentemente a la diosa Dafne, y en la huida, cerca del río Peneo ella pidió ayuda a la madre tierra ya su padre, el dios del río la transformó inmediatamente en un laurel (llamado dafne por los griegos), Apolo se quedó con el laurel entre las manos declarando que este árbol sería dedicado a su culto, bosques de laureles rodeaban los santuarios dedicados a Apolo; en Delfos la sacerdotisa Pythia masticaba hojas de laurel antes de pronunciar su oráculo, con el tiempo se atribuyeron al laurel poderes de curación, purificación y longevidad, la diosa Nike ponía coronas de laurel en la cabeza de los vencedores de los juegos del Olimpo. Al igual que el laurel, el olivo también era ofrecido a los vencedores, frecuentemente las coronas eran una combinación de ambos. Originariamente en una disputa por el Ática, entre Poseidón y Atenea (llamada Minerva por los Romanos), esta hizo brotar de tierra un olivo con fruto, y enseñó a los Griegos a hacer aceite; estos, agradecidos consagraron Ática a Atenea, poniéndole el nombre de Atenas a su capital. El olivo pasó a ser un árbol sagrado y el aceite a ser utilizado en las ceremonias religiosas, para alimentar las linternas y lámparas de los templos, la llama de los juegos olímpicos, y la antorcha que lleva en la mano la diosa Atenea, el aceite se fue convirtiendo en un emblema de la purificación y fuerza vital, y el olivo en símbolo de paz y reconciliación. Estos mitos llegaron a la Roma Imperial, donde las coronas eran ofrecidas a los generales victoriosos en cuanto volvían de las conquistas, tradiciones que han ido perdurando hasta nuestros días, en Granada en 1889 coronaron el poeta Zorrilla con una corona de laurel de oro. En las pinturas del renacimiento, siempre que querían representar a un personaje que gozaba de fama le representaba más o menos disimuladamente en el borde de un laurel. En el Cristianismo, el laurel fue utilizado para recibir a Jesús en Galilea, y también como símbolo de victoria y de inmortalidad y como atributo a los mártires. La iglesia utiliza el olivo como símbolo de paz y fecundidad y desde el arca de Noé como símbolo de reconciliación con Dios. El aceite se utiliza para ungir, la palabra Mesías en hebreo significa el ungido. Se denomina crisma a una mezcla de aceite y hierbas aromáticas que se utilizada en los bautizos, confirmaciones y ordenación de sacerdotes. En los mitos y creencias profanas, el laurel es la planta protectora y purificadora por excelencia, él protege los que viven cerca. Como protección se llevan unas hojas en el bolsillo bendecidas el día de ramos, y unas hojas quemadas en la casa deshacen los hechizos y sacan las vibraciones no deseadas               
                                                                                                                                                                           
EL LAUREL Y EL OLIVO
RVM