Por
encima
de
nosotros,
en
las
esferas
eternas
donde
emanan
la
Luz
y
la
Vida,
reina
el
misterio
insondable
y
espléndido
del
Absoluto.
El
Absoluto
envuelve
nuestro
ser
como
un
envoltorio
y
limita
el
círculo
estrecho
de
nuestros
conceptos.
En
todas
las
cosas
Él,
ha impreso su sello.
Los
que
no
poseen
la
Ciencia
lo
ven
como
Tinieblas
y
Desconocido,
pero
no
es
más
que
un
velo
que
cubre
la
Causa
Primera
y
que se levanta ante los Iniciados.
¡Dichoso
aquel
que
habrá
sabido
rasgar
el
velo
antes
de
la
hora!
Porque
la Luz que conocerá ya no lo deslumbrará más con su visión inesperada.
¡Pero
que
teman
los
que
se
han
recreado
en
lo
inexistente,
que
el
guardián mismo del umbral lo levante por ellos!
Entonces,
al
ver
lo
que
nunca
habían
sospechado,
lo
que
quizás
habían
despreciado,
caerán
aniquilados
en
las
profundidades
del
abismo
donde,
sin
conciencia
ya
de
ellos
mismos,
perderán
su
identidad
y
no
se
reencontrarán nunca más.
¡Oh,
poquedad
y
futilidad
de
los
doctos
en
este
instante
decisivo!
¡Cuántas
lamentaciones
por
los
actos
no
realizados,
por
los
proyectos
no
ejecutados!
¡Cuántos,
no
pudiendo
enmendar
las
omisiones
y
los
errores
deberán
de
posponer,
imperfectos,
incompletos
e
impuros,
su
realización
definitiva!
Sígueme
pues,
Discípulo
mío,
en
la
Vía
del
Absoluto
que
te
enseñaré;
sígueme
y
te
prometo
que
un
día
te
ceñirás
en
la
frente
la
corona
de
luz,
la
diadema
de
oro
de
los
sabios,
reservada
a
los
que
han
llevado
a
cabo
durante su vida aquella Obra que resume toda Obra.
Muchos
han
oído
hablar
de
la
Gran
Obra.
Algunos
se
proponen
entregarse
a
ella,
pero
pocos
empiezan
la
búsqueda.
Todos
dicen;
"Más
tarde, cuando tengamos tiempo libre y calma".
Pero
entre
el
ocio
y
la
calma
no
se
llega
nunca,
mientras
que
el
Absoluto
te reclama sin falta porque es de Él que emana.
¡Oh!
¿Podrás
pasar
por
esta
tierra
sin
haber
descifrado
el
enigma,
sin
haber
penetrado
en
el
secreto
infranqueable
que
algunos
de
los
nuestros
antepasados
conocieron,
tú
que
ya
has
mendigado
la
sabiduría
a
tantos
hombres que no la poseían?
¡La
Gran
Obra!
¡La
Gran
Obra!
¡Vocablo
prestigioso!
¡Esplendor
fulgurante!
¡Algunos,
pues
en
los
tiempos
pasados
habrían
contemplado
esta
maravilla,
la
habrían
poseído
integralmente
y
tú
la
dejarías
inexplicada en los libros!
¡Y
en
el
más
allá,
dotado
entonces
de
la
plenitud
de
tu
lucidez
perceptiva,
verías
la
asamblea
triunfal
de
los
sabios,
inundados
de
una
joya
radiante,
locos
de
felicidad
y
de
alegría,
deleitarse
en
la
PIEDRA
DE
LOS
FILÓSOFOS
y
nutriéndose
para
la
eternidad,
y
tú
no
tendrías
parte
en
este
festín!
Y
oirías
las
blancas
teorías
de
los
Iniciados
que
te
llamarían como Dante:
"Guai a voi anime prave Non isperate mai veder lo cielo"
(¡Ay de las almas malvadas, ninguna esperanza de volver a ver el cielo!)
…mientras
se
alejarían
para
siempre,
triunfantes
en
la
Luz,
dejándote
solo
en
el
seno
de
las
tinieblas
crecientes
mientras
su
sombra
se
extiende
a tu alrededor!
Que
este
pensamiento
te
sea
suficiente
para
inspirarte
a
pesar
de
haber
desestimado el Magisterio de los Sabios.
¡Dios
quiera
que
no
sea
demasiado
tarde
y
que
no
te
encuentres
demasiado adelante en la vida para poder emprender la obra!
Pues
si
la
ascensión
no
ha
comenzado
al
salir
de
la
adolescencia,
es
dudoso
que
puedas
llegar
nunca
a
la
perfección.
Es
en
este
sentido
que
Nicholas
Valois
dice:
"La
Primavera
avanza
la
Obra"
y
San
Tomás
de
Aquino:
"Los
días
primeros
conviene
levantarse
al
alba
y
mirar
si
la
vid
está en flor".
Aplícate
pues,
sin
tardanza
a
trabajarla
y
a
conocerla
con
la
bendición
de
Jesucristo.
Si
he
emprendido
la
redacción
de
estas
doce
meditaciones
siguientes
con
la
invocación
del
Espíritu
Santo,
es
para
dirigirte,
Discípulo
mío,
en
esta
Vía. Alabado sea el Señor.
Grillot de Givry
MYSTERIUM MAGNUM
Grillot de Griby