El

Maestro

Alberto

Magno,

Arzobispo

de

Ratisbona

dice:

"Aquí

hay

escondidos

tesoros

inapreciables,

y

sólo

los

conocen

aquellos

a

quien

Dios

se

los

quiere

revelar

".

¡Resplandece

en la gloria, Discípulo mío!

Te

he

conducido

hasta

el

décimo

grado

y

has

aprendido

a

purificar

tus

conceptos,

a

afinar

tus

pensamientos

en

la

Vía

verdadera.

¡El

Ave

de

Hermes

se

ha

transformado

ahora

en

Pelícano

y

pronto

se

levantará

ante

ti

el

velo

que recubre el Absoluto!

Ahora

te

encuentras,

como

el

Adam

Katmon,

en

el

Paraíso,

en

presencia

de

dos árboles: el árbol de la Vida y el árbol de la Ciencia.

El

primero

es

la

Vía

espiritual

de

la

contemplación

mística,

es

la

analogía,

el éxtasis. El otro es el camino del razonamiento, de la objeción y la duda.

Elige

el

camino

que

da

los

frutos

que

quieres

cosechar,

y

guárdate

de

todo

error.

Es

particularmente

peligroso

abandonar

la

Vía

del

Absoluto

en

este

punto,

pero

sepas,

para

orientarte

en

tu

elección,

que

todo

lo

que

la

ciencia

nos

enseña

en

miles

de

libros,

puedes

adquirirlo

por

la

iluminación

mística

en

pocos

segundos,

porque

tu

espíritu

captará

la

Llave

de

la

armonía

universal al encontrarse cara a cara con el Absoluto.

¡Esta

Llave,

los

libros

no

te

la

darán

nunca!

No

te

servirá

de

nada

leer

todo

lo

que

han

escrito

los

maestros,

si

no

la

posees

no

comprenderás

nada

de

su lenguaje.

¿Sabrás

vencer

la

prueba

preliminar

de

la

duda?

¡Presta

atención!,

tu

futuro

eterno

está

en

juego.

Si

sucumbes,

no

verás

nunca

la

luz,

y

recuerda

que

la

ocasión

de

ser

iniciado

es

única

en

la

vida.

Si

la

dejas

escapar no se volverá a repetir.

«Pide la Luz en la misma Luz», no la puedes obtener de otro modo.

“¡Blanquead

el

latón

y

cerrad

los

libros,

no

sea

que

se

os

rasgue

el

corazón de inquietud!” exclama el sabio Moria.

De

libros

hay

demasiados,

en

efecto,

y

es

la

energía

y

la

voluntad

la

que

falta más a menudo para pulir la Piedra.

¡La

Gran

Obra!

¡Pero,

si

está

escrita

por

todas

partes!

está

expuesta

a

todas

las

miradas,

tan

claramente

cómo

es

posible,

sin

violar

el

secreto

de

los Adeptos.

Puedes

leerla

sobre

el

portal

derecho

de

Notre

Dame

de

París

y

sobre

la

torre

de

Saint-Jacques-la-Boucherie.

La

he

encontrado

isagógicamente

dibujada

en

los

vitrales

del

corazón

de

la

Madeleine,

en

Troyes,

y

esculpida

en el palacio del alquimista Jacques Coeur en Bourges.

Está

revelada

en

las

Cartas

Milesianas,

al

Kois

de

los

griegos,

al

Pardes

y

en el Jardín de los Cabalistas.

"¡Blanquear

el

latón

y

cerrad

vuestros

libros!"

Sí,

discípulo

mío,

toda

la

Obra está aquí.

Conquista

el

Urim

y

el

Tumim.

Cosecha

el

fruto

del

árbol

del

Edot

gnóstico,

¡la joya está dentro del Lotus! Recuérdalo y el Universo será tuyo.

Grillot de Givry

QUINTUS ESSENTIA

RVM