Filatet dice: "Trates como trates
el mercurio vulgar, no podrás
convertilo nunca en filosófico. "
Si tu alma es tosca, no tiene
ningún sentido que aspires al
Magisterio.
¿Ya has sentido la necesidad de
elevarte al cielo, de salir de tu
ganga, de romper tu crisálida?
Si no posees esta levadura, este
fermento de elección, estés
seguro que es inútil emprender nada.
Si eres de arcilla, seguirás siendo de arcilla. Si has puesto tu ideal en el
barro no puedes soñar en la sublimación, en la transmutación definitiva,
en la salida del infierno terrestre. Hombre vulgar, no serás nunca un
Sabio.
Hay una alquimia trascendental, es la alquimia de uno mismo. Y es
necesaria como paso previo para llevar a cabo la alquimia de los
elementos. La nobleza de la Obra requiere la nobleza del operador.
Construye el atanor, prepara el huevo filosófico y dispone el aludel, separa
lo sutil de lo espeso, recoge las lágrimas del águila y la sangre del león,
haz que lo que es oculto ocurra manifiesto: estos son los preliminares de
la Obra, sin los cuales no puedes ser exitoso.
La transmutación se ha de operar en tu alma. La Piedra, en tu estado
definitivo, es el Absoluto mismo; el disolvente purificador son las fórmulas
de belleza y de perfección, con las que adornaràs tu vida.
El Magisterio es Azufre, Sal y Mercurio. Así, tu alma sublimada, que es el
verdadero Mercurio de los Filósofos, se unirá al Azufre de el amor divino
para la Sal de la mortificación y las pruebas.
Coordina, pues, todas tus acciones y tus impresiones a fin de formar un
conjunto armónico perfecto. Esfuérzate en adquirir la lucidez extrema de
tu entendimiento. Apártate de lo que ensucia la vista. No escuches lo que
place la oreja. Acrecenta en ti el sentimiento de la personalidad para
poder esforzarte seguidamente a absorberla en el seno del Absoluto.
Abrasa tu alma con el fuego alquímico, con el fuego que no quema. Yo te
enseñaré a reunirlo y él formará un círculo protector a tu alrededor, el
cual te aislará de las Influencias Malignas.
Guárdate de querer probar los frutos de la vida mística antes de haber
hecho nada para poseerlos. No digas "La Voz es demasiado dura y para
triunfar sobre las dificultades de la Vía hay que ser un Santo ". Muy al
contrario, los Santos han llegado a serlo porque primero han sabido
triunfar sobre estas dificultades. Han comenzado como tú, en la nada y
como tú han subido la escalera filosófica a partir del primer escalón.
No pidas, pues, la fe para luego poder orar, ruega primero y la fe
inundará tu alma.
Pero ya he hablado suficiente para que puedas saber que a partir de
ahora tienes que formarte un cuerpo místico que sustituirá a tu cuerpo
visible, en todos tus actos, con el fin de utilizar útilmente tus fuerzas
inmateriales. Y así vivirás en el hiperfísico. Ésta és la Vía.
Grillot de Givry
Preparatio Purgations
RVM