MÁS LUZ

  Dice Roger Bacon: "Es

necesario, que el cuerpo se

convierta en espíritu y el espíritu

se convierta en cuerpo. "

Es la solución de la Obra. Si la

quieres realizar, tu propio cuerpo,

abrasado por el fuego filosófico,

corroído por el agua ardiente de

las contrición, tiene que llegar a

un grado tan elevado de pureza

que se convierta verdaderamente

inmaterial.

Entonces, transfigurado como sobre un Tabor, se volverá inalterable. Ya

no será un impedimento para la vía espiritual; todo el contrario,

participará como participan los cuerpos gloriosos y contribuirá él mismo

oh ¡¡ prodigio a la Obra.

Corporifica después tu espíritu, es decir, proyecta una mirada escrutadora

sobre esta tu impalpable sustancia, la misteriosa naturaleza de la que no

habías imaginado poder conocer aún que acompaña, constantemente tu

cuerpo.

Estudia minuciosamente todos sus mecanismos ocultos a fin de saber

dirigirla, de poder aprovechar su poder y alimentarla con el alimento

intelectual que necesita.

Tú posees, Discípulo mío, un tesoro inmenso de fuerzas escondidas que

ignoras, fuerzas considerables y invencibles recogidas en ti, y que

sobrepasan todas las fuerzas corporales. Aprende a servirte de ellas haz

que obedezcan tu voluntad, aprende a hacerte dueño absoluto.

Y por eso, antes que nada, tienes que separar de ti, todo lo que es

superfluo y banal de tu intelecto. Espurga vigorosamente la espesura de

tus pensamientos vulgares. Corta atrevidamente en este bosque los

lugares comunes y las banalidades que todavía pueden ocuparte. Recorta

todo lo que no representa vigor o fuerza; es una vegetación malsana que

sólo produce pérdidas de energía espiritual.

«El pensamiento es una sustancia de naturaleza casi fluida. Una vez

emitida, existe».

El pensamiento es inmutable. Provoca en la esfera de la existencia

pura un eco que resuena en la eternidad. Guárdate, pues, de las

meditaciones infernales que puedes crear y que se fijarán en ti para tu

condenación.

Sé puro, porque es tu virtud lo que tienes que proyectar sobre el atanor

para animarle. Evita los actos indiferentes en ellos mismos. Que tu mirada

no vage nunca sobre los objetos que no valen un instante de tu atención:

perderías una parcela de tu ser sin poder volver nunca más.

Entonces, liberado de la carga de las cosas inútiles, reune preciosamente

las fuerzas vivas que quieres conservar y dirige este pensamiento este

erquetipo mental, con vehemencia sobre la Obra. Observa con atención

los colores del Magisterio y haz converger, hasta el más pequeño de tus

actos, hacia el objetivo final.

Algunos te dirán que el poder milagroso obtiene y se transmite por un

aliento, por una palabra susurrada cabalísticament al oído, para la lectura

de algunas páginas de un Grimorio o por la confección de una varilla.

No, aprende, al contrario, que un poder tan grande sólo te será otorgado

por un cultivo lento y laborioso de las fuerzas psíquicas que subsisten en

ti en estado latente.

Hay que abstraerse en la vida superior, y al mismo tiempo exaltando

poderosamente tu voluntad, operando una verdadera segregación entre

tú mismo y el mundo físico y exterior.

Eleva un muro a tu alrededor que retenga lo que de ti emana hacia las

cosas sensibles; enciérrate así en la ciudadela hermética, de donde

saldrás invulnerable un día, y sin duda, verás ya despuntar un poco la Luz

que te he prometido y te alegrarás.

Paciencia! Piensa en tu impericia! Sólo estás en el cuarto grado de la Vía

del Absoluto. Te queda más de la mitad de camino por recorrer y todavía

puedes tropezar y caer.

Han caído hombres más hábiles que tú y que casi tocaban el final. Ponte

un dedo a los labios, como Harpócrates, y ora, Discípulo mío, en el

silencio de tu alma. 

Grillot de Givry

DISOLUCIÓN

RVM